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Mostrando entradas de mayo, 2019

LA INQUIETANTE AVENTURA DE DANIEL

Era una tarde espléndida de verano. Las islas de Caroline se encontraban tranquilas y silenciosas, mientras que las olas chocaban en la arena negra de la playa. Los tripulantes de los tres barcos que no habían desertado, estaban contentos de haber encontrado una isla dónde podían finalmente descansar. Habían navegado durante tres meses sin parar, y más de veinte hombres habían muerto en esta expedición. La comida escaseaba, pero, sobre todo, lo que causó la muerte de bastantes hombres fueron las enfermedades que aparecieron en el viaje, debido a sus horribles condiciones.   Daniel, un adolescente de diecisiete años, había perdido a su hermano en el viaje. Lo había visto morir, poco a poco, mientras cada día la enfermedad le iba matando. Cuándo se murió, tuvieron que echarlo al mar debido a su olor, ya que era insoportable. Daniel estaba triste, no hablaba con nadie; no tenía ganas de comer, no podía dormir, pero, sobre todo, se sentía muy solo. Su hermano era como un mejor amigo p

La vuelta al mundo de Sofía

LA VUELTA AL MUNDO DE SOFÍA 2 DE JUNIO DE 3653 Mi nombre es Sofía y la vida en el planeta 300 es perfecta, igual. Todos los días son una repetición del anterior, una repetición monótona de los mismos acontecimientos sin descanso. Es como si toda la gente sintiese lo mismo y nadie tuviera siquiera una mínima diferencia de pensamientos, como si nadie tuviera noción del entorno. Pues yo la tengo y odio esta vida lisa e impecable. Dentro de poco empiezan las clases, espero hacer alguna amiga este año. 8 DE JUNIO DE 3653 Hoy mi madre me ha echado la bronca porque no completé las 10 estrellas del día. Esto es horrible, no puedo dar mi opinión ni hacer algo diferente porque si no, claro, soy diferente. Me encantaría poder salir de aquí, mi padre me dice que es inútil intentar salir, que no hay nada. Yo no me lo creo, nos están engañando… si están los Señores fuera, observándonos, analizando cada cosa que hacemos.. eso es porque realmente sí hay algo ahí fuera y yo lo voy a descubrir. Bueno, y

Faltaban apenas unas horas

 Faltaban apenas unas horas para partir y yo seguía teniendo la misma ilusión que cuando me propusieron la idea de emprender una expedición con el fin de dar la vuelta al mundo y descubrir nuevas rutas comerciales para poder vender las especias. Yo estaba tirado en la cama mirando al techo pensando en todas las historias que les iba a contar a mis nietos después de haber emprendido este magnífico viaje el cual, definitivamente iba a marcar mi vida.  Sabía perfectamente que no iba a ser todo pan comido y que un viaje con tanta complejidad nos iba a causar muchos problemas. Esto último aumentaban poco a poco mi incertidumbre y miedo, el cual no me dejó dormir la noche antes de partir. La mañana siguiente, tras pocas horas dormidas, en Sevilla partimos todos los marinero, que tan solo después de unos meses ya se habían forjado amistades que en un futuro podrían llegar a ser dañinas ya que cualquier pérdida sería lamentada profundamente. Todo era impresionante, portugueses y españoles unid

ISLA CAROLINE

A inicios de Julio de 1519, un señor llamado Apolonio Villamonte tuvo una gran idea. La idea consistía en hacer un viaje en barco, con el propósito de abrir una ruta comercial  con las islas de las especias por occidente, buscando un paso entre el océano Atlántico y el océano Pacífico. Y así fue, partieron 5 naves desde Sevilla sin saber a qué se estaban enfrentando. En el día 24 de Enero, se pararon en una pequeña isla llamada “Isla Caroline”, en el medio del océano pacífico, y sin saberlo acababan de pisar Oceanía. Como venían de un largo recorrido decidieron parar en la isla e ir en busca de recursos por la isla. La isla era muy pequeña, pero así mismo estrecha y larga, y llena de agua en su interior, y rodeada por algunas zonas de floresta. En el primer día de estadía llegaron al atardecer, y su primera preocupación era encontrar leña para hacer hogueras. Mientras tanto, los capitanes de cada embarcación se reunieron para debatir ideas y decisiones para el resto del viaje. Después

Oro

A punto estaban de cumplirse dos años de la marcha de Fernando de Magallanes y su tripulación. Antonia Castillo era la madre de un marinero que formaba parte de la expedición. Él se llamaba Santiago: Un joven grumete que recién había cumplido los dieciocho cuando tomó la decisión de hacerse grande y embarcarse a la aventura prácticamente a ciegas. Era muy tímido; pelirrojo, como su padre y tenía la cara plagada de infantiles pecas. De hecho, parecía un niño. Y no solo físicamente, sino que lo era también por dentro. Hasta el punto en el que dormía abrazado al saco de paja que le servía de almohada. Para su madre, era demasiado joven como para salir a jugarse la vida de esa manera. Él no tenía la madurez suficiente como para evaluar los riesgos de embarcarse en una misión como esa. Se lo tomaba como un juego. Semanas antes de la partida, su madre le advertía constantemente del peligro al que se exponía, pero, ante la idea de hacerse grande y ser el nuevo gran marinero de la época,