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Mostrando entradas de abril, 2023

ROMA: ciudad eterna... relatos de realismo al estilo Galdós

Has estudiado el movimiento literario conocido como 'realismo' y ahora es tu turno...  Cuéntanos en un breve texto narrativo, imitando a Benito Pérez Galdós, algo de la realidad de la Roma que tú has visitado. No olvides añadir a tu relato la etiqueta <Galdós> y también AQUÍ SE CREA, e indicar el el título 4A, 4B, 4C. APELLIDO, Nombre

4C. Simón, Laura. Visita a la Fontana di Trevi

  Un dia nublado me desperté para emprender mi visita guiada por aquellas estrechas y sinuosas calles romanas. Deespues de un largo paseo, se alzaba majestuosamente ante mi la Fontana di Trevi.   A mi alrededor, una multitud de turistas curiosos se empujaban mutuamente para admirar la belleza de tal maravilla barroca. Los peldaños de mármol que conducían a la fuente estaban llenos de gente que esperaba su turno para lanzar una moneda en la fuente, con la esperanza de volver a la Ciudad Eterna algún día. Me acerqué lentamente a la fuente, admirando su imponente presencia, la perfección de su escultura y los detalles de las figuras mitológicas que adornaban la fuente.   Finalmente, llegó el momento de lanzar una moneda en la fuente, y lo hice con todo el entusiasmo de un turista enamorado de Roma y su historia, lanzándola de espaldas y por mi lado izquierdo. Observé cómo mi moneda se deslizaba por el agua cristalina, mezclándose con las otras monedas que la gente había lanzado antes que

4C. Márquez, Rita. Las Termas de Caracalla

El banco en el que estaba sentada se encontraba delante de lo que, en la época, allá en el siglo III después de Cristo, fue el mejor spa del mundo, las Termas de Caracalla. Lo que hoy son unas decadentes y decrépitas ruinas, representan el célebre pasado de una época grandiosa, repleta de gloria y magnificencia.   El color del edificio termal es un pálido reflejo del resplandeciente mármol de antaño, que antes cubría el balneario. En el suelo aún se conservan mosaicos hechos de mármol, traído de las colonias del Imperio, combinados entre si y formando escamas de pórfido rojo, granate pavonazo, amarillo antiguo y verde serpentino. Las altas y deterioradas columnas están perforadas por unos agujeros que apenas se perciben. Dentro de ellas, se pueden observar unos enormes arcos romanos que al fín de mil ochocientos años continúan erigidos en su forma primitiva. A mi lado estaba un grupo de adolescentes, que no paraba de hacer fotografías, en movimientos continuos, repetitivos e interminab

4C. Cabrera, Carlota.Visita a las Catacumbas

Aquella mañana despertamos en el viejo hotel sin saber lo que nos esperaba. Nos adentramos en las sucias y pequeñas calles de Roma, camino al pasado. Visitar las catacumbas fue como una inmersión en la historia de la humanidad y una reflexión sobre la fugacidad de la vida. Descender por esas sucias escaleras que conducen a las profundidades de la tierra, es como adentrarse en un mundo paralelo, donde la muerte y la vida desaparecen, ese holor a muerto nos impacto. Esas paredes de piedra, cubiertas de inscripciones y dibujos, son testimonio de una época pasada, de una civilización que ya no existe. Los restos de los difuntos, y los numeroros huecos en la pared nos dejaban un tanto asombrados. La oscuridad, el frio y el silencio de las catacumbas, solo interrumpidos por el eco de mis pasos, me llevaron a una introspección profunda, a un cuestionamiento de mi propia existencia y de mi lugar en el mundo. Carlota Cabrera 

4C. Rodríguez, Ángel. Un Día por Roma

  Era el alba en la Ciudad Eterna y el sol se asomaba por las colinas de Roma cuando mis pies tocaron el suelo. Acompañado de un pequeño grupo de turistas, nos dirigimos hacia el majestuoso Panteón, una de las obras maestras de la arquitectura romana. Al llegar, quedamos maravillados por la imponente cúpula de este antiguo templo, que se elevaba majestuosa sobre nosotros. Luego, nos sumergimos en el laberinto de calles empedradas y nos topamos con una pequeña pizzería donde degustamos la mejor pizza de Roma. Una deliciosa mezcla de sabores se apoderó de nuestros paladares, mientras la calidez del sol de mediodía nos acariciaba el rostro. Para finalizar nuestra excursión, nos adentramos en una heladería local y probamos el mejor helado que jamás hayamos tenido el placer de saborear. Cada cucharada era una experiencia que nos transportaba a través de los siglos de historia y cultura que se respiran en esta ciudad. Con el estómago lleno y el corazón contento, continuamos nuestra visita po

4C. Márquez, Marta. Viaje a Roma

    Viaje a Roma      El avión partía de Lisboa, pasaba por varias ciudades de España y por el Mar Mediterraneo, hasta llegar a Roma. Impulsada por la inquietud del viaje, quería tomar asiento antes de las demás personas, que tenían la misma intención. Cogió su maleta y se puso en una cola que se movía lentamente. Miraba hacia los lados y veía que los compartimentos, que estaban arriba de los asientos, destinados a poner las maletas, estaban llenos. Ya no había sitio para su maleta y, por eso, la tuvo que dejar en la bodega del avión. Finalmente, se sentó al lado de dos desconocidos. Nunca más los volvió a ver. Pasadas las dos horas y media del viaje, finalmente pudo salir de aquel espacio lleno de personas, algunas incógnitas y otras conocidas. Bajó de las escaleras que se encontraban en la parte trasera del avión y empezó a hacer su camino hacia el aeropuerto. Cuando entró, se quedó esperando su maleta. La maleta llegó pasados 30 minutos, que parecieron 2 horas. Asegurada la maleta,

4C. Rebelo, Mariana. Visita a Roma

  Pasado un agotante día de paseo por Roma, los estudiantes llegan al hotel para descansar antes de la hora de cenar; se distribuyen las llaves y cada grupo sube a su correspondiente habitación. Sin embargo, el tamaño y la calidad de la misma no era la esperada de un hotel de cuatro estrellas; un pequeño cuarto en el que difícilmente cabían tres personas y un cuarto de baño que apenas se diferenciaba de un apretado pasillo. Para el día siguiente estaba planeada la visita a las Catacumbas de San Calixto, por lo que los estudiantes, con un inaguantable dolor en los talones del paseo del día anterior, caminaron hacia la estación del metro. Durante esta larga caminata por las sucias calles de Roma, no pudieron dejar de notar la cantidad de individuos con escasos recursos que se extendían en el suelo pidiendo dinero y comida. Al llegar al sitio deseado, se dieron cuenta de que, al esperar en un paso cebra, los coches no paraban para dejarlos pasar, sino que los ignoraban y seguían su camino

4C. Escrivá, Carlos. Roma

El sol se alzaba sobre el horizonte y sus rayos comenzaban a acariciar la ciudad de Roma. Un día como cualquier otro, pensé mientras caminaba por las calles empedradas de la ciudad eterna. Pero pronto me di cuenta de que algo no estaba bien. Roma, con toda su grandeza y belleza, estaba perdiendo su encanto. El caos reinaba en las calles, los edificios históricos estaban en ruinas, los turistas eran víctimas de robos y la suciedad invadía las plazas y callejones. ¿Qué había pasado con la antigua gloria de Roma? ¿Cómo había llegado a este estado de decadencia? Su grandeza del pasado se ha perdido en el olvido, y la decadencia se respira en cada rincón de sus calles. Las ruinas de los edificios antiguos se mezclan con los montones de basura y la mugre que cubre las plazas y callejones. La corrupción y la inseguridad son moneda corriente en esta ciudad que alguna vez fue la cuna de la civilización occidental. Las autoridades, lejos de preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos y turis

4C. Gonçalves, Beatriz. Vida en Roma

Povera, una señora de 52 años inmigrante, viaja para Roma, la capital de Italia y una ciudad con gran cultura y grandes monumentos, con el objetivo de conseguir empleo. Sin embargo, cuando sale de la estación Termini va camino de su hotel y en una calle oscura, estrecha y desierta se encuentra con dos hombres. Ellos tenían caras envejecidas, olían a sudor y vestían ropas rotas y sucias. Povera asustada intenta correr, pero sus piernas no le permiten llegar muy lejos, ya que cae en el suelo resbaladizo y rígido. Con eso, los carteristas le alcanzan y roban las maletas, que guardaban todo el dinero, ropa y documentos de Povera.  En seguida, Povera se ve perdida por las calles de Roma, ella se levanta e intenta volver a la estación. Cuando llega ve a un policía y se dirige rápidamente en la dirección del mismo, pero él con una cara de disgusto no le ofrece ayuda. Después, Povera camina por la ciudad atemorizada y observa una serie de construcciones dispersas por la capital. Algunos monume

4B. Ferro, Alexandre. Cuestión romana

 Cuestión romana. Esta narración ocurre en Roma, en un día de mucho calor, aunque bajo tierra no tanto. Las catacumbas de San Calisto será donde nos situemos. Este lugar es muy acertado para compararlo con esta bella ciudad, ya que cada paso que damos encontraremos un pedazo de historia. Cada símbolo, cada piedra, cada nombre tiene su razón de ser, todo está ligado, todo tiene sentido si se ve al completo. Mientras que desde arriba se puede imaginar la dimensión de la historia, no es comparable cuando se baja a verlo, a sentirlo.  Roma no es una ciudad, es un sentimiento, es historia, todos pertenecen a Roma y Roma pertenece a todos. Me detendré a analizar una conversación que tuve con un habitante de Roma para poder entender la situación de una manera muy acertada.  Un señor, viejo era ya. Parecía tener un desorden mental, pero no por lo que decía, ni lo que pensaba, sino por todo lo que vivió. De joven era robusto, ágil y fuerte. Todos tiempos buenos, eran eso de los años 1930, Itali

4B. Machado, Marta. Visita guiada por Roma.

  Eran las 7:50, se despertó temblando por culpa del frío de esa fría mañana. A las 8:15 salía de ese antiguo hotel. Las calles estaban despobladas y el día era lluvioso y el cielo estaba nublado. Tenía una visita guiada por Roma que duraba 3 horas. Tuvo que usar durante las 3 horas unos incómodos y desagradables audífonos para poder escuchar al guía. El guía tenía una chirriante voz que sus oídos ya no aguantaban más esa horrorosa voz. Lo único que quería era sentarse, tenía un agudo dolor en los pies y ya no podía caminar más. Al acabar la visita guiada se encontraba en una caótica calle, llena de turistas insoportables. Para comer pidió una pasta que era muy costosa para lo que era. Ya no tenía paciencia por culpa de aquellos maleducados trabajadores que le expulsaron de ese concurrido restaurante porque tenían más turistas. Finalmente, pudo llegar a su hotel después de ese gran día. Tenía tanto cansancio que tras su plácida ducha cayó rendido en la cama.

4C. Fidalgo, Raquel. Primeras impresiones de Roma

Ese día me desperté en las viejas sabanas del sórdido hotel y baje las numerosas escaleras que me llevaban hasta la sala del desayuno donde a pesar de haber bastante comida, tenía una mediocre calidad. Al salir del diminuto hotel los aires sucios de las estrechas calles de roma me invadieron mientras iba de camino al metro para llegar a la famosa y bella fontana di trevi, por el camino los alocados coches que andaban por la carretera  no me dejaban pasar por mi respectivo paso de peatones ya que no frenaban para que lo hiciera. Al llegar a mi destino me quede apreciando boquiabierta el precioso y enorme monumento sin importar que estuviera lleno. Después de eso me senté para comer al frente de la fontana di trevi donde ademas de no ser la mejor comida italiana tuvo un precio inasequible, por otro lado compre un helado que estaba bastante bueno en comparación con la comida pero no dejaba de tener un precio elevado teniendo en cuenta lo que era. Volviendo al hotel fue como terminó mi pri

4C. Andrés-Luna. Visita a la Fontana di Trevi

VISITA A LA FONTANA DI TREVI Se despertó con el sonido chirriante de la alarma que había configurado en su viejo móvil. Eran las 7:45 y el plan de ese día consistía en visitar la fuente más famosa Roma. Había llegado el día anterior a las doce de la noche para visitar sola la ciudad de Roma durante cinco días, sin saber lo que la esperaba. Salió del hotel después de desayunar y anduvo por el asfalto irregular de las calles que la conducían hacia la Fontana di Trevi. Tardó más o menos cuarenta minutos en llegar y no le admiró la cantidad de gente que había en ese lugar. Estaba repleto de grupos de turistas guiados por personas que sujetaban palos con distintos pañuelos para que el grupo no se perdiese. Le pareció imposible hacerse fotos en aquel lugar abarrotado. Al ver que, además había unos señores con unas máquinas limpiando las miles de monedas que tiraba la gente, decidió irse de aquel lugar y pensó que podría volver el día siguiente temprano para poder disfrutar mejor de la enorme