Ir al contenido principal

ISLA CAROLINE


A inicios de Julio de 1519, un señor llamado Apolonio Villamonte tuvo una gran idea. La idea consistía en hacer un viaje en barco, con el propósito de abrir una ruta comercial  con las islas de las especias por occidente, buscando un paso entre el océano Atlántico y el océano Pacífico. Y así fue, partieron 5 naves desde Sevilla sin saber a qué se estaban enfrentando.

En el día 24 de Enero, se pararon en una pequeña isla llamada “Isla Caroline”, en el medio del océano pacífico, y sin saberlo acababan de pisar Oceanía. Como venían de un largo recorrido decidieron parar en la isla e ir en busca de recursos por la isla.

La isla era muy pequeña, pero así mismo estrecha y larga, y llena de agua en su interior, y rodeada por algunas zonas de floresta. En el primer día de estadía llegaron al atardecer, y su primera preocupación era encontrar leña para hacer hogueras.

Mientras tanto, los capitanes de cada embarcación se reunieron para debatir ideas y decisiones para el resto del viaje. Después de mucho tiempo discutiendo, descubrieron que había un gran problema. El problema era que los avituallamientos que los barcos podían llevar eran limitados,  y lo que necesitaban para seguir viaje ponía en riesgo la estabilidad de los barcos. Sólamente había dos opciones: la primera era coger los avituallamientos suficientes necesarios para seguir viaje y dejar algunos marineros en la isla; y la segunda era coger menos mantenimientos, reducir las raciones de los viajantes, y encontrar tierra los más rápido posible para restablecer los mantenimientos. Los capitanes que apoyaban la primera opción eran: Trinidad, Concepción y San Antonio; y los que apoyaban la segunda eran: Santiago y Victoria. Por eso como eran mayoría absoluta se decidió que se iba a realizar la primera opción.

Cada capitán fue a hablar con su respectiva tripulación para contarles lo que estaba pasando. Algunos no estaban de acuerdo con la decisión tomada, pero se aguantaron.

De repente un marinero, que normalmente se encargaba de las armas de fuego, se revolucionó. Y dijo que no estaba de acuerdo. Él creía que reduciendo todas las raciones daría para seguir la expedición, y no creía que era justo, que a algunas personas se les quitara la vida. Y fue en aquél momento cuando se cuestionó : “¿Quiénes serán las personas que se quedarán en la isla para salvar a los demás? ”. A esa pregunta le respondió rápidamente Apolonio Villamonte, diciéndole: “En los próximos días en esta isla, los capitanes estarán vigilando a los marineros. Se eligirán cincuenta personas aproximadamente según la calidad y rapidez de trabajo.” A partir de ahí, las personas se pusieron a trabajar duramente, sin descansar para conseguir un lugar asegurado en las naves.

Al día siguiente las naves ya estaban llenas de recursos, y la gente continuaba trabajando. Las personas se mostraban tristes y muy cansadas, pero nada las podía hacer parar. Cuando la cantidad de recursos llegó al límite, los capitanes empezaron a hacer la lista y las personas se pusieron a rezar.

Acabada la lista, los marineros todos se juntaron para oír quiénes iban a ser los desgraciados. Ya que Apolonio era el jefe de la tripulación, fue él quién lo hizo. Cada vez que iba diciendo un nombre se oían más gritos y llantos de las personas, era un horror pero tenía que pasar  para que la expedición acabase y con su objetivo cumplido. Hubo personas que se ofrecieron a quedarse en la isla, en cambio a que dejaran continuar la expedición una otra persona a su elección, pero todo tipo de peticiones como ese eran inaceptables, ya que unas personas eran más necesarias que otras en algunas tareas.


Y así fue, doscientos hombres partieron, dejando 50 para atrás. Quién sabe si quién se ha quedado en la isla ha conseguido sobrevivir?
Joana Salavisa 

Comentarios

Entradas populares de este blog

4C Rubio, Martim. Viaje a Roma

Martín, estando un poco taciturno y ansioso, se encuentra sujeto a sus propios pensamientos, en respecto a Roma, sabiendo de antemano que sería un viaje que no se olvidaría jamás, junto con todos los compañeros que compartió los libros, apuntes, hojas, amistades y alegrias durante toda su vida. Como era muy pronto, no se producía ningún tipo de ruido en su casa, dando la impresión al protagonista de ser la única presencia humana en ella.  Una vez en el aeropuerto, Martín se detiene para observar , visualizando con sus ojos, la diversidad de culturas y conocimientos que los extranjeros de todos los rincones del mundo que pasaban delante suyo atesoraban. Por el otro lado, seguía sin tener la capacidad de asimilar que tras los muchos meses hablando sobre Roma, ya estaban todos listos con el equipaje y preparados para el viaje.     El primer día se puede describir como una jornada energética, comenzando con el grupo por salir a toda prisa del hotel sin haber entrado siquiera en los cuartos

ROMA: ciudad eterna... relatos de realismo al estilo Galdós

Has estudiado el movimiento literario conocido como 'realismo' y ahora es tu turno...  Cuéntanos en un breve texto narrativo, imitando a Benito Pérez Galdós, algo de la realidad de la Roma que tú has visitado. No olvides añadir a tu relato la etiqueta <Galdós> y también AQUÍ SE CREA, e indicar el el título 4A, 4B, 4C. APELLIDO, Nombre

4A Teixeira, Sara - La mujer de la silueta

  Durante la melancólica madrugada de su último día de vacaciones, caminaba cautelosamente por las sombrías calles de su pueblo. Centrada en sus ligeros pasos, ocasionalmente tomaba consciencia de los lejanos murmúrios emitidos por los grupos de jóvenes que, desde la noche anterior, cantaban y bailaban perdidamente por efecto de las exageradas fiestas, comunes en su poblado.   Se paró frente a la puerta de la abandonada clínica médica donde, quince años antes, había nacido ella, robándole la vida a su madre, cuya esencia revivió en su hija. La clínica había cerrado siete años antes, cuando el pueblo vecino anunció la construcción de un moderno hospital que incluiría diversos tipos de servicios necesarios. Sus amigos ya la habían intentado convencer para que entrara con ellos, a ver cómo los trabajadores habían dejado todo atrás, como si la población hubiera sido evacuada, pero ella nunca tuvo valor para hacerlo. A pesar de que estaba totalmente acostumbrada a una vida sin su madre, con