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NAVAS.4B-EL CALLEJÓN

 Pablo iba caminando por la calle 13 de la avenida más larga de su ciudad, una de esas calles anchas que recordaba casi de memoria. Pablo era una persona difícil de sorprender, ya estaba cansado de ver siempre lo mismo de camino a la universidad, pero esa mañana estaba apunto de pasar algo que se le quedaría marcado en la cabeza para siempre

Al llegar al final de esa calle, encontró un callejón que le resultó raro, y se extraño al darse cuenta de que nunca se había detenido a observar lo que escondía; así pues cesó el paso y tuvo unos segundos de indecisión, en los que pensó se era buena idea aventurarse en ese misterioso callejón, miró su reloj, aún le quedaban 25 minutos llegar a la universidad y ya estaba medianamente cerca, entonces se dijo a si mismo:¿por qué no?, acto seguido encamino sus pasos hacia es callejón, en el que apenas entraban varios rayos de luz de media mañana, había un ambiente pacífico pero espeluznante a la vez, era un lugar que resultaba extraño respecto a la ciudad, era un tanto diferente, era una de esas calles que al no aportar mucho no estaba bien mantenida, las paredes de ambos lados estaban inundadas de grafitis, en las ventanas se notaba el hecho de que por la noche no era un lugar tranquilo, una de las pocas farolas que había estaba rota ,como si una piedra le hubiera alcanzado, desde luego no parecía un lugar muy seguro, y se podía ver en que estaba prácticamente inhóspito, solo vio a una persona salir de su portal mientras este se adentraba en ese largo callejón. Cuando llegó a lo que parecía el final de este largó callejón Pablo dio una vuelta sobre si mismo inspeccionando por última vez ese lugar que le había sorprendido por su diferencia con el resto de lugares que ya había visto mil y una veces, además le resultó intrigante todos los secretos que podía esconder. Cuando estaba a punto de acabar esa revisión, encontró algo inesperado... 

Comentarios

  1. El relato está bien, pero sería mejor si tus descripciones llevasen al lector a pensar que es misterioso sin que tú tuvieras que decirlo. El relato tenía que ser cerrado... con un final claro.

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