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Pedro, Sergio. 4C "La Montaña de sabores"

     Juan reconoció el cartel de "Pan caliente" en la entrada de la tienda. Por allí entró, mientras se sentía invadido por el aroma de la masa horneada. Preguntó a una mujer que allí se encontraba, preparando un colorido plato color tropical de frutas, por una mesa para comer. Le contestó que en el otro lado de la tienda había libres unas cuantas. Aquel establecimiento era uno solo, pero lo divdía una pared y una puerta, que al pasarlas, te transportaban a otro mundo. Juan se sintió invadido por el dulce olor del café y el característico olor de la brasa portuguesa. Eligió mesa y se sentó. No tardó en venir un señor de unos sesenta años, con ya varias marcas símbolo de larga vida por su cara, a entregarle la carta y a dejarle un cesto con pan y bollería. Cogió la carta y, mientras degustaba el crujiente pan, embadurnado del salado sabor de la mantequilla derretida debido al calor de la hogaza, se puso a elegir un plato. Terminó decidiéndose por una hamburguesa que la carta describía como: "Explosión de sabores y colores".
    Pasaron unos veinte minutos y el señor apareció para entregarle su hamburguesa. Juan aprovechó para pedirle más pan, el cual había saboreado ya entero. Le posó delante un plato con una montaña de base y tapa marrones, pero llena de color entre estas, y con un extenso mar amarillo de patatas a su alrededor. Casi no le cupo en la boca, pero con un poco de presión logró masticarla, y además, entender el porqué de la descripción. Un montón de ríos empezaron a descender de la montaña, unos rojos, otros amarillos y hasta los había rosas o naranjas. Mordió la hamburguesa, y casi al instante, su boca se llenó de un intenso sabor de felicidad. Cada mordisco era una mezcla de sabores nueva. El sabor del tomate, junto con el salado sabor del huevo frito se mezclaba con la carne poco hecha y el queso con lechuga. No se dio cuenta, pero de sus ojos empezaron a brotar gotas de agua. No fue hasta que la señora de la entrada le preguntó si estaba bien que se enteró de que estaba llorando. 
    Salió del restaurante, agradecido con Dios por haberle dado la oportunidad de comer allí tras varios días sin comer más que pedazos de comida que sacaba de las basuras de la ciudad.

Comentarios

  1. Las descripciones son muy buenas y consigues que el lector vea y sienta esa hamburguesa, son geniales. Sin embargo, nuestra tarea era 'describir un espacio, un lugar, al modo realista de Galdós'... y con 'la intención crítica de los realistas'... y eso se echa de menos en este muy buen relato.

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