Ramón miró el cajón del armario, vio que necesitaba ropa para una fiesta que tenía el día siguiente, ese mismo día se fue a comprar al centro, entró por la puerta de la tienda aunque no era una tienda muy grande ni tampoco muy pequeña. Tenía dos pisos. Lo extraño que vio es que solo había dos trabajadores, uno en recepción y otro colocando camisetas, pantalones... Tal cual entrar, fue a ver las camisas. Miró varias pero en aquel momento no le convenció ninguna hasta haberle llamado la atención una que estaba casi escondida . Tras haberle llamado la atención una camisa fue a hablar con el recepcionista para que le recomendara algún pantalón. Le enseñó algunas, pero no le gustó la forma con la que le habló. Le tuteó, algunas veces y le trató como si fuese su amigo de toda la vida mientras le recomendaba algunos pantalones. Especialmente le gusto uno, exactamente uno blanco, siguió viendo con la intención de que le fuera a gustar otro... Fue al probador a probarse la camisa y el pantalón, en el probador, vio una camiseta colgada, el suelo estaba resbaladizo y el espejo sucio, se los probó, la camisa le quedaba perfecta sin embargo el pantalón le quedaba grande, salió habló con el recepcionista para que le buscara unos pantalones de una talla mas grande. Se fue a buscarlo, al volver le dijo que no había de la talla que pidió , fue a pagar, espero una cola de quince minutos, cuando llegó a la recepción, le atendió un hombre, por lo que se veía, era gallego, le habló bien aunque era muy tímido, pagó y se fue por la misma puerta por la que entró.
Martín, estando un poco taciturno y ansioso, se encuentra sujeto a sus propios pensamientos, en respecto a Roma, sabiendo de antemano que sería un viaje que no se olvidaría jamás, junto con todos los compañeros que compartió los libros, apuntes, hojas, amistades y alegrias durante toda su vida. Como era muy pronto, no se producía ningún tipo de ruido en su casa, dando la impresión al protagonista de ser la única presencia humana en ella. Una vez en el aeropuerto, Martín se detiene para observar , visualizando con sus ojos, la diversidad de culturas y conocimientos que los extranjeros de todos los rincones del mundo que pasaban delante suyo atesoraban. Por el otro lado, seguía sin tener la capacidad de asimilar que tras los muchos meses hablando sobre Roma, ya estaban todos listos con el equipaje y preparados para el viaje. El primer día se puede describir como una jornada energética, comenzando con el grupo por salir a toda prisa del hotel sin haber entrado siquiera en los cuartos
Buen trabajo, pero se echa de menos la descripción del espacio narrativo: el probador, la tienda, los expositores... y un poco de intención crítica.
ResponderEliminar