Otro fin de semana que pasa, otro partido que tenemos que ganar. Llego más de una hora antes. En el café de abajo del piso deportivo hay mucha gente. Es día de clásico del equipo brasileño al que apoya el propietario, por lo tanto, toda su pandilla de amigos se junta para conversar, comer, beber y asistir. Están sentados en una mesa larga. Si me pongo a contar, habrá más de diez manos llenas de cerveza. Uno de ellos no tiene fuerzas para mantenerse sentado. Su estado es crítico Son gente efusiva e intensa. Lo llevan muy en serio. Desde que el café está en manos de este señor, se siente menos seguridad por esta zona. Antes, el ambiente era familiar y acogedor, en este momento se ha hecho pesado. Muchos de los que por ahí rondan se pasan la vida ebrios y acuden para beber. A mí me agobia.
Llega el equipo adversario. Son de Quinta del Marqués, que es en Cascaes. Todas las jugadoras tienen la indumentaria igual, como el típico equipo pijo. Ya estoy con mis compañeras y nosotras las miramos con una cara de quien las comerá vivas. Ellas a nosotras nos miran de arriba abajo y siguen su camino a los vestuarios. En seguida entramos nosotras. El entrenador nos da la charla y comenta la estrategia que adoptaremos para obtener la victoria. La verdad, no le hicimos mucho caso.
(Continuará...)
La conclusión, hemos perdido.
NOTA: me gustaría mejorarlo
Es un buen relato... pero si tú misma dices que te gustaría mejorarlo, ¡adelante! es tu relato. Quizá, para que se acerque más al estilo galdosiano y a la descripción de 'espacios narrativo ' que se pedía, podría detallar más algunos aspectos del bar (paredes, mesas, la luz, la barra...) o podrías detallar aspectos de la cancha, la pista, o los vestuarios... En definitiva, centrarte más en el espacio narrativo.
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