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das Neves.4C

Metro en Lisboa.

Atravesaba la puerta de la estación de Cais do Sodré, se empieza a ver la multitud que entra y sale, gente hablando por teléfono, riendo, corriendo para llegar a sus destinos y otra que solo observaba. Igual que yo. La entrada principal, por la que era habitual que entrase yo, era bastante grande, pero por la que entré, la del lateral izquierdo, era exorbitante. Tres puertas con cristales que llegaban seguramente a los cuatro metros de altura. Ya en el interior del edificio había dos kioscos, uno en cada lado, el de la derecha un local de souvenirs portugueses, no creo que vendieran mucho, pero seguro que pillan a algún turista de camino al aeropuerto o a lo mejor alguien que solo quiera un recuerdo, no lo sé la verdad. El de la izquierda, era una pequeña cafetería, la típica que nunca vas. Seguí caminando hasta llegar a las escaleras mecánicas. Las personas bajan continuamente, me meto rápidamente esquivando a alguna persona mayor que vaya más lento y me arrimo hacia la derecha, para que pase la gente que tiene prisa por el lado opuesto. Delante mío, una fila perfecta, cada persona en su escalón. Miro hacia atrás y lo mismo. Llego al final de las escaleras y rozando mi cartera por el sensor se abre la puerta. Bajo corriendo las escaleras. Veo el metro irse. Lo he perdido. Me siento y espero mirando el reloj gigante, faltan siete minutos.

Comentarios

  1. Fantástica descripción realista, detallada y muy galdosiana... quizá echo en falta algo de intención crítica (algún adjetivo o sustantivo valorativos), pero está muy bien.

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