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Vílchez. 4ºB La tiendita de mi barrio

La tienda en la que suelo comprar tiene mucho tiempo. Los toldos, descoloridos, decían antes de volverse blancos como la misma nieve ''Cervejería Miguel'', aunque ya hace mucho tiempo desde que cambio de manos. Las verdura, antes siempre frescas y agradables poco a poco fueron  sustituidas por verduras pochas y podridas. Antes en el bar siempre lleno de gente de tertulia y risas han sido reemplazadas por el más absoluto de los silencios, con dos o más viejos tomándose un café que ya no tienen nada más que hacer. La tele, antes un motivo por el que la gente se reunía cada vez que había fútbol, solo queda la tele con el mismo canal todo el día encendido. Del señor agradable, siempre ayudando a sus cliente escogiendo las frutas y verdura más frescas, paso a un señor medio presente que solo aparece para cobrar. El nuevo dueño un señor en sus cuarenta que se pasa las mañanas y tardes metidos en el bar. Siempre con una falsa sonrisa deseando que acabé el día para meterse en su casa. Vive detrás de la tienda en algo a lo que se le asemeja una gran caja de metal, donde transportan el pescado. En la entrada solo se ven las bebidas que deja allí para vender cuando se le acaben en su tienda. Cada mañana cuando empieza a abrir y a montar la tienda, entra a su casa para coger las verduras que quedaron del día anterior para intentar venderlas hoy. Él vive con su mujer e hija siempre correteando por el bar con la dulzura que solo un niño puede desprender, y su mujer siempre saludando a todo el mundo, siendo muy amable. La niña, que siempre está correteando, no le es extraño que su padre le regañe por molestar sus últimos clientes que le quedan. Al lado una casa en la que antaño tuvo que ser una casa hermosa con patio y jardín solo resta su fachada y sus plantas que van tomando su lugar alrededor de esta. Que te ha pasado a ti, tiendita de mi barrio.

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