VISITA A LA FONTANA DI TREVI
Se despertó con el sonido chirriante de la alarma que había configurado en su viejo móvil. Eran las 7:45 y el plan de ese día consistía en visitar la fuente más famosa Roma. Había llegado el día anterior a las doce de la noche para visitar sola la ciudad de Roma durante cinco días, sin saber lo que la esperaba.
Salió del hotel después de desayunar y anduvo por el asfalto irregular de las calles que la conducían hacia la Fontana di Trevi. Tardó más o menos cuarenta minutos en llegar y no le admiró la cantidad de gente que había en ese lugar. Estaba repleto de grupos de turistas guiados por personas que sujetaban palos con distintos pañuelos para que el grupo no se perdiese. Le pareció imposible hacerse fotos en aquel lugar abarrotado. Al ver que, además había unos señores con unas máquinas limpiando las miles de monedas que tiraba la gente, decidió irse de aquel lugar y pensó que podría volver el día siguiente temprano para poder disfrutar mejor de la enorme fuente.
Fue a comer una pizza italiana a un restaurante costoso, como todos los que había allí. Como postre decidió tomarse un helado en una heladería que se encontraba al otro lado de la calle. Buscó un paso de cebra para pasar y esperó a que algún coche le dejara cruzar la calle. Le sorprendió ver que todos los vehículos la ignoraban y no se detenían para dejar pasar a los peatones, así que, lo que hizo fue ponerse delante de los conductores egoístas justo antes de que pasaran y por fin logró cruzar la calle. Era perseguida por señores insistentes que le querían vender todo tipo de cachivaches baratos. Los 21º que hacían, aparentaban por lo menos 3 grados más y le invadía un dolor intenso en los talones por lo mucho que había caminado y sentía las ampollas que se formaban al rozar contra en zapato. Envidiaba a las personas que estaban montadas en patinetes eléctricos y decidió cogerse también uno para volver al hotel.
Llegó al cuarto a las 18:30 y sintió un enorme alivio al quitarse los zapatos y tumbarse en la cama.
Lucía Andrés-Luna Schäfer 4º ESO C
Muy buen relato, Lucía; y, ciertamente muy propio del realismo.
ResponderEliminarMuy realista!
ResponderEliminarMe encantó!
ResponderEliminarMuy bien, Lucía!!
ResponderEliminar