El sol se alzaba sobre el horizonte y sus rayos comenzaban a acariciar la ciudad de Roma. Un día como cualquier otro, pensé mientras caminaba por las calles empedradas de la ciudad eterna. Pero pronto me di cuenta de que algo no estaba bien. Roma, con toda su grandeza y belleza, estaba perdiendo su encanto.
El caos reinaba en las calles, los edificios históricos estaban en ruinas, los turistas eran víctimas de robos y la suciedad invadía las plazas y callejones. ¿Qué había pasado con la antigua gloria de Roma? ¿Cómo había llegado a este estado de decadencia?
Su grandeza del pasado se ha perdido en el olvido, y la decadencia se respira en cada rincón de sus calles. Las ruinas de los edificios antiguos se mezclan con los montones de basura y la mugre que cubre las plazas y callejones. La corrupción y la inseguridad son moneda corriente en esta ciudad que alguna vez fue la cuna de la civilización occidental.
Las autoridades, lejos de preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos y turistas, sólo buscan llenar sus bolsillos y mantenerse en el poder. Los turistas, que alguna vez vinieron de todo el mundo para admirar las maravillas de Roma, ahora son presas fáciles de los ladrones que pululan por las calles.
La grandeza de la Roma antigua, que inspiró a artistas, escritores y filósofos, se ha perdido en medio de la inmundicia y el abandono. La ciudad que alguna vez fue el símbolo de la civilización occidental, ahora es una sombra de su pasado glorioso".
Me despido de la Roma que hoy se alza ante mis ojos, una ciudad que ha perdido su encanto y su grandeza. Y me pregunto si algún día volverá a ser la ciudad que alguna vez inspiró a tantos y que fue la cuna de nuestra civilización.
Muy buen relato realista, Carlos. Las descripciones de detalles concretos son muy interesantes y crean en el lector una buena imagen del ambiente.
ResponderEliminarMuy bien, Carlos!
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