Cuestión romana.
Esta narración ocurre en Roma, en un día de mucho calor, aunque bajo tierra no tanto. Las catacumbas de San Calisto será donde nos situemos. Este lugar es muy acertado para compararlo con esta bella ciudad, ya que cada paso que damos encontraremos un pedazo de historia. Cada símbolo, cada piedra, cada nombre tiene su razón de ser, todo está ligado, todo tiene sentido si se ve al completo. Mientras que desde arriba se puede imaginar la dimensión de la historia, no es comparable cuando se baja a verlo, a sentirlo.
Roma no es una ciudad, es un sentimiento, es historia, todos pertenecen a Roma y Roma pertenece a todos.
Me detendré a analizar una conversación que tuve con un habitante de Roma para poder entender la situación de una manera muy acertada.
Un señor, viejo era ya. Parecía tener un desorden mental, pero no por lo que decía, ni lo que pensaba, sino por todo lo que vivió. De joven era robusto, ágil y fuerte. Todos tiempos buenos, eran eso de los años 1930, Italia era una nación devastada por la guerra civil que había pasado. Nos contaba que comían a base de pan y sopas, pero la población resistía. La situación era difícil, aunque con el paso de los años parecía que ésta mejoraba. Con el ascenso de Mussolini y el ulterior fracaso bélico, la República Italiana quedó otra vez asolada en una profunda crisis. Después de "la recuperación económica" y el paso de los tiempos, sigue comiendo a base de pan y sopas, la corrupción e ineptitud de los políticos hacen que el país no pueda avanzar.
Por último le pregunté sobre el Imperio Romano, me respondió que esos sí que eran tiempos buenos, pero que eran tiempos muy lejanos.
Algunos dirán que era un viejo nostálgico y otros pensarán que el futuro será próspero.
Alexandre Ferro Gómez 4B
Muy buen relato realista. Fantástico inicio con ese narrador omnisciente que nos presenta personaje y espacio narrativo nos permite sentir realmente el lugar.
ResponderEliminarMe ha encantado.
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