Un dia nublado me desperté para emprender mi visita guiada por aquellas estrechas y sinuosas calles romanas. Deespues de un largo paseo, se alzaba majestuosamente ante mi la Fontana di Trevi.
A mi alrededor, una multitud de turistas curiosos se empujaban mutuamente para admirar la belleza de tal maravilla barroca. Los peldaños de mármol que conducían a la fuente estaban llenos de gente que esperaba su turno para lanzar una moneda en la fuente, con la esperanza de volver a la Ciudad Eterna algún día. Me acerqué lentamente a la fuente, admirando su imponente presencia, la perfección de su escultura y los detalles de las figuras mitológicas que adornaban la fuente.
Finalmente, llegó el momento de lanzar una moneda en la fuente, y lo hice con todo el entusiasmo de un turista enamorado de Roma y su historia, lanzándola de espaldas y por mi lado izquierdo. Observé cómo mi moneda se deslizaba por el agua cristalina, mezclándose con las otras monedas que la gente había lanzado antes que yo. En ese momento sentí una sensación de paz y de plenitud, como si estuviera en contacto con algo más grande que yo.
Buen relato, Laura. Las descripciones son interesantes, te sugiero pensar en añadir un narrador omnisciente y algunos detalles más sobre el ambiente.
ResponderEliminarBien hecho
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