Margarita se despertó por la mañana temprano para poder salir del hotel por vuelta de las ocho de la mañana. Aquel día iba por fin a bajar al centro de Roma para apreciar la arquitectura barroca y los monumentos históricos.
Después del desayuno se encontró a una de las sirvientas dentro de su habitación.
-¿Desea algo señorita?
-No gracias, voy a salir ahora mismo, puede arreglar ya la habitación no se preocupe.
Después de eso, Margarita esperó al coche que la llevaría a la plaza del Coliseo. El motorista ya sabía dónde ir, por eso la muchacha no tuvo que dirigirle ni una palabra.
Al salir del coche, Margarita agradeció al hombre y empezó a caminar hacia el gran monumento. Las calles estaban llenas de turistas que hacían fotos a todo lo que veían, no se veía ni una sola persona Italiana. Después de escuchar japonés, mandarín, inglês, ruso, portugués, español y alemán; por fin escuchó su primera palabra en italiano.
-Buenos días - dijo una anciana en italiano.
- Hola - respondió Margarita en español, no se había dado al trabajo de aprender italiano.
- Oh española, ¿Se importa de darme una monedita? - preguntó la mujer con un español un poco dudable.
- Oh, lo siento, no tengo dinero en efectivo, adiós.
Así, margarita siguió andando y se alejó de la anciana. La verdad es que le dió un poco de pena, ver una señora en necesidad de ayuda, pero en el fondo ella sabía que era solo una manera de conseguir dinero para otras cosas, si en verdad necesitara dinero para comer, pediría comida y no limosna.
Llegó al coliseo unos minutos después, y en seguida entró y empezó la visita guiada que había reservado para ella sola, no le gustaba mucho estar en grupos grandes de personas.
Más por la tarde, cuando Margarita ya se dirigía hacía el centro, más específicamente a la Fontana de Trevi, la joven fue parada en la calle por dos hombres, uno de ellos sujetando una mesilla con gafas de sol.
- Hello hello - dijo uno de ellos en inglés.
- Uhmm, hola, permiso - respondió educadamente margarita mientras intentaba seguir con su camino.
- Eh, no te vayas, mira aquí tantas gafas, a muy buen precio, sólo 10€ cada - le dijo en ese momento en español.
- Hm, no gracias.
- Ei ei ei, espera, para ti un descuento. Una chica tan guapa como tú no debería ir sin gafas - empezó a hablar el otro hombre.
- Sí claro, eres muy bonita, seguro tienes novio ¿No? No quieres llevar unas gafas para él? Descuento.- dijo el compañero.
- No gracias, no tengo novio y me quiero ir.
-Oh espera, venga chica bonita, ¿Dos por una eh?- el que no sujetaba la mesilla insistió mientras le intentó agarrar el brazo a Margarita.
-¡Que no quiero!
Margarita de soltó del hombre y rápidamente se apartó de donde estaba, los vendedores gritándole todo tipo de piropos mientras seguían intentando hacer negocio.
Al final del día, Margarita llamó al motorista para que la llevase al hotel de vuelta, sin duda había sido un día exhaustivo y margarita quería descansar en las sábanas de seda con una botella de champagne.
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