Entrando en la ciudad, quedó pasmado y sorprendido con lo que veía sobre sus ojos, edificios en decadencia y ruina, gente que aparentaba vivir en la pobreza.
El primer día, asistió a un partido del grandioso equipo, ASRoma, al adentrarse en el estadio sintió que los pelos se le ponían de punta y hasta se puso algo nervioso e inquieto, los canticos emitidos por el conjunto de más de cincuenta mil personas hacían que el estadio vibrara, nunca antes había tenido tal sensación, todas aquellas personas, unas mas afortunadas y ricas, y otras no tanto y algunas hasta pobres, estaban todas allí reunidas por un mismo motivo. A su izquierda estaba sentado un señor de media edad, vestido de traje azul marino, aparentaba ser un advogado y se notaba que no estaba allí para ver el partido ya que a cada cinco minutos hacia una llamada, mientras que mirando hacia mi lado derecho, vi a un grupo de hombres, con camisetas viejas y rotas, con chanclas y con aire sucio y moribundo, pero que, sin embargo, estaban cantando todo el rato y se les veía felices a pesar de lo poco que tenían, estos hombres eran unos de los muchos que vivían en las sucias calles de los barrios de las afueras de la ciudad.
En una misma ciudad pudo ver los dos lados de la sociedad, y como en Roma, en todos los sitios del mundo.
Buen relato realista, Samuel. El narrador omnisciente está muy bien empleado, así como la descripción de personajes. Atención con alguna interferencia del portugués, como que debería ser .
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